- Fecha: 01-08-2010
- Itinerario: El Escaleru – Balneario de Mestas – Tanda – Taranes – Collada Taranes – Monte la Faeda – Monte la Solana – Desfiladero del Río Cuerries
- Personas: Andrés, Javi y Rubén
- Hora salida: 10:20
- Hora llegada: 15:10
- Datos GPS:
- Distancia: 17,14 km.
- Altitud salida: 303m.
- Altitud máxima: 1097m.
- Altitud mínima: 302m.
- Desnivel acumulado: 1154m.
- Índice IBP: 119
- Track GPS
- Álbum de fotos:
- Enlaces relacionados:
Una ruta para disfrutar del entorno, corta en recorrido pero muy intensa.
Recomendada por mi padre, estuvo hace unas semanas por la zona y me comentaba que es un desfiladero precioso, poco conocido y ya puestos igual hasta lo bajamos en bici. Cuando me lo dijo casi sonó como un reto, así que le pedí información, lo miramos en los mapas y un domingo tranquilo Javi, Andrés y yo decidimos ir a probar suerte, no sin antes avisar que esto bien podía ser una encerrona.
Al final salió una ruta inédita muy guapa y endurera, por una zona que apenas tocamos. A pesar del orvallo y la nube, totalmente opuesto al sol y calor que tuvimos en la ruta de ayer con Paco por Valdelugueros donde a más de uno casi nos da un golpe de calor si no llega a ser por las mahous.
Quedamos en la gasolinera de Villaviciosa para juntarnos en un coche e ir al final del desfiladero del Río Cuerries pasando Sellano. Durante el camino nos llovió un poco y cada vez más nube atascada en las montañas va minando nuestra moral acostumbrados a días de sol y calor. Mejor, así la sidra no calienta y es que Javi empeñose en llevar una botella para brindar con unos culinos en el alto de Taranes, cada día estamos peor de lo nuestro.
Comienzo y final de la ruta, un cartel que avisa de lo que nos vamos a encontrar. Por si acaso llevaba una cuerda en la mochila.
Javi con la botella de sidra, para la próxima le atamos una caja entera que va demasiado fino.
El comienzo es por carretera, la ruta es corta y de los 17km. 6 son por asfalto y 3 por hormigón. El resto pista, sendero, desfiladero…
Seguimos en dirección a Beleño para tomar el desvío hacia Taranes en el Balneario de las Mestas. Aquí comienza la subida por una carretera estrecha con fuerte pendiente atravesando un corto desfiladero. Desde este punto hasta el Collado son menos de 6km y más de 600m. de desnivel, en Altimetrías la tienen como una de las subidas más duras de Asturias pero lo bueno va después del pueblo.
Había mirado algunos caminos para evitar carretera, pero el antiguo sendero que va a Taranes no debía ser muy ciclable por lo que seguimos hasta Tanda. Aquí atajamos en distancia pero no en tiempo tomando un camino que va recto hacia Taranes. Un buen calentamiento para el desfiladero, piedra con partes demasiado exigentes.
Salimos a un prao y llegamos al fondo del valle donde desaparece el camino, tenemos que cruzar el río y subir un poco para enlazar con el camino de Taranes.
Bici al hombro para subir entre la larga hierba húmeda y llena de vida en forma de enormes arañas.
Javi se encuentra con una culebra, poco más y deja la bici para salir corriendo.
Por fin llegamos al camino de hormigón que sube a Taranes, estamos a 100m. del pueblo, con unas rampas de pendiente absurda.
De momento estamos por debajo de la nube así que podemos disfrutar de las vistas del valle, lo verde que está todo en agosto.
En esta foto; lo poco que se puede ver del paso de la Foz de la Escalada para subir al Tiatordos por ejemplo. Ruta muy guapa para hacer andando (seguro que alguno ya piensa en meter la bici por ahí).
En el pueblo preguntamos a unas vecinas por la subida por pista de hormigón al collado Taranes y también por el camino antiguo. Pero como ya suponía no íbamos a poder subir por él, mejor la pista que ya es suficientemente dura.
Hace un par de años, cuando me picó el gusanillo con subidas imposibles mirando el foro de altimetrías recuerdo que figuraba una pista en Taranes con unos 3km. en torno al 18% de media. Hoy la conoceremos.
Qué decir de la subida, dura, muy dura. Pendientes que yo creo que en algún punto se acercaban al 30%, incluso con piñón de 34 costaba subir y era dar una horquilla y otra curva y no terminar, cuando ya parecía que no se podía poner más pindio ganaba en pendiente. En realidad es que no hay piernas porque Javi lo subió del tirón, a mi casi me salta la patata varias veces y Andrés venía de un largo reposo sin hacer deporte.
Llegamos al collado, casi 1100m. de altitud y en plena nube. Sacamos la botella de sidra, el vaso improvisado con el culo de una botella de Fuensanta y ahí nos tomamos unos culinos rápidamente para no enfriar demasiado.
Nos abrigamos y seguimos, ahora ya se terminó la parte rodadora.
El hormigón termina y seguimos por la pista que va llaneando hacia el Valle el Moro. Adelantamos a unos senderistas que tenían intención de ir hasta ese valle pero no está el día para disfrutar mucho.
Recorremos 1km. de esta pista hasta coger un sendero en el Monte la Faeda que nos bajará al desfiladero del Cuerres. Hay que tener cuidado ya que es fácil perder el camino entre el hayedo o equivocarse de sendero, hay más de uno que baja al desfiladero.
Nos ponemos las protecciones y a disfrutar de la bajada aunque está todo demasiado húmedo.
Empezamos por un sendero con algo de barro, piedra suelta y más o menos abierto, pronto nos reciben unos felechos tamaño paisano tan vigorosos como cara felicidad lleva Javi.
Andrés en una zona que pude parar a hacer una foto, nos vamos a adentrando en el bosque.
El camino se hace más ancho juntándose con con algún otro sendero que viene de cabañas que hay dispersas por el valle. Pero al tratarse de un hayedo viejo hay bastantes trabas debajo de las hojas, tierra suelta…
El bosque tiene un toque mágico: silencioso, tranquilo, solitario, húmedo y casi fantasmagórico con la nube anclada en esta latitud.
El sendero ancho sigue en dirección noroeste pero tenemos que buscar un camino marcado con piedras para bajar a una campa y ahí comenzar con el desfiladero. Un par de semanas antes había estado mi padre marcando el camino pero viniendo desde abajo.
No nos costó encontrar los jitos e ir siguiéndolos, pero ahora de sendero poco.
Casi de golpe y sin darnos cuenta descendemos por debajo de la nube y el bosque se aclara.
Andrés el endurero, ya pensando en cambiar la Cannondale por algo con más recorrido.
Javi, soñando también con una Rallón o una Scott LT.
Y yo, de momento, encantado con la Remedy
Precioso el hayedo, impresionante la bajada, no esperábamos encontrarnos con algo así.
Se acaba el bosque y pasamos a un prao con una cabaña, primer signo de civilización y último en horas.
Un poco de sendero por bosque en dirección oeste para girar hacia el norte y comenzar la parte guapa de la ruta (supuestamente).
Entramos en el desfiladero del Río Cuerres. Pinta menos ciclable de lo que me imaginaba pero ya los primeros saltos del río impresionan. Lástima que apenas lleve agua o casi mejor que sino a ver cómo pasamos.
Lo cierto es que las fotos no hacen justicia a lo hermoso e impresionante del desfiladero. Un sendero estrecho con caídas de 15m. en algunos sitios.
A pesar de lo verde y la humedad se nota que estamos en agosto, en algunos tramos el río se oculta a la vista y deja el cauce disponible para que nos hagamos fotos debajo de una impresionante cascada en tiempos de mayor abundancia.
Vamos haciendo pequeños tramos con la bici en la mano y otros montados.
Comienzan los cruces de río, es pequeño pero va tan encajonado que en algunos sitios está complicado.
El entorno y las partes que ciclamos son una gran recompensa.
En algunos pasos hay restos de puentes de los que las riadas poco han dejado. Incluso el camino desaparece en algún punto sin saber por cual orilla seguir.
De vez en cuando una pequeña poza y es que habíamos salido de casa pensando en bañarnos en alguna poza de la zona pero hoy no sería el día.
Es increíble pero nos encontramos boñigas entre las rocas húmedas en tan bravo terreno. Pronto vemos una campa, motivo por el que algunas reses se adentren en el desfiladero.
Nos queda poco para terminar el desfiladero y la ruta pero se avanza muy despacio y aún queda mucha bajada en desnivel. Los senderos del ganado del prao nos hacen ganar altura por lo que empezamos a dudar. En cuanto podemos nos tiramos de nuevo al fondo del desfiladero para darnos cuenta que el camino va por abajo, incluso un puente improvisado con un par de tableros nos lo indica.
El último tramo para llegar al coche, se puede decir que estamos encima de él. Esta parte es la que indica la señal como acceso muy peligroso y la cuerda de mi mochila es por si tenemos que descolgar las bicis. Pero no es necesario, con un poco de cuidado vamos bajando por casi una pared de terreno algo suelto, ortigas y también una zona de escalones que nos ayudarían aunque algo resvaladizos.
Foto de los valientes que nos atrevimos con inédita ruta de BTT.
Lo cierto que es una ruta preciosa pero poco recomendada para hacer con la trotona. Me llama la atención que un desfiladero tan impresionante esté tan dejado de la mano, con un poco de cuidado sería mucho más accesible y de interés turístico. Ponga guarda recónditos desfiladeros que bien merecen ser visitados.
Deja una respuesta